No, señores: la Real Academia Española no impone la norma gramatical: la propone, que es la razón por la cual pueden ustedes no tomarla y decido yo seguirla. No, señores, suelten esas cabezas y dejen la pared tranquila: no hay ninguna ideología detrás de proponer la norma. Hay utilidad: lo estándar es útil, mera e inocentemente útil. Y mejor. Es decir que no se crean vivos porque pueden decir o escribir algo que el chino de la esquina entienda perfectamente, porque no todo va dirigido al chino. No todos apuntan meramente al chino. La razón de esto que escribo es casi ideológica: creo que el desprecio de la corrección gramatical es una triste y vieja excusa para esconder la mediocridad, un solo efecto de la insatisfacción y del resentimiento. Un quedarse en el chino por miedo a ser agotado. Yo aplaudo a la RAE ; yo aliento su trabajo: logran que un triste argentino como yo pueda producir textos que cualquier hispanohablante pueda entender. Es cierto que la capacidad del lenguaje está en esconder su aparatosidad para dejar ver a través suyo: la normativa busca despejar toda ambigüedad para que ese mensaje se deje ver, para que la misma forma del lenguaje pase desapercibida. Fíjense lo simple que soy: termino en el mismo argumento que ustedes: se trata de hacerse entender, y la norma puede más, puede mejor. Busca lo universal. Aspira al máximo posible. Es una herramienta y vale la pena. No creo, en serio no creo que haya argumentos realmente buenos para descreer de la norma, sino que sólo escucho arengas del tipo de “la decisión es ideológica” o “la imponen desde España”. Sí, hay un placer inmenso en la corrección. En la claridad. Y la falta de claridad es siempre para mí un detente, un resguardo, siempre miedo: “si me entienden se dan cuenta de lo poco que soy”. Mejor que no me entiendan, mejor confuso. La claridad es de quien sabe qué decir; la universalidad, de quien lo cree. Repito que hago ideología: creo en la normativa porque tengo qué decir y porque creo en eso, tengo seso y tengo huevos. Se los niego a quien la enfrenta. Se los niego a ustedes.